MONTAÑAS QUE SE DESPLOMAN EN EL MAR
El domingo 10 de septiembre de 2023, unas horas después de haber publicado yo "Spain Game", todos los diarios centraron sus portadas en el país vecino del sur.
Estando España al borde de su desaparición, los medios nos desvían la mirada a otra desaparición menor, mucho menor, infinitamente menor.
Yo esperaba una oposición dialéctica a las fuertes críticas que vertía en mi artículo, que no se produjo, en virtud del común acuerdo para no hablar de otra cosa que de una catástrofe.
¿Será verdad lo que dicen que ha ocurrido, o, como viene sucediendo en los últimos años, será una noticia inventada? Hay varios indicios de que se trata de esto último.
Pinché sobre el gran titular de El Confidencial, 'un diario serio', y la información era tan escasa, insignificante, pobre, y contradictoria, que me confirmó en mis sospechas. Miré también el diario de mayor tirada nacional, y pinché en las imágenes aéreas del desastre, y me parecieron una tomadura de pelo, ridículas, por anodinas.
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Al abrir El Confidencial de hoy, la portada me enlazó a esta noticia; y al pinchar en 'el reclamo azul' me fui a lo que sigue: |
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En el subtítulo se da a entender que fue ayer por la noche; y en cuanto a la foto, confirma la hora, aunque no se aprecia apremio alguno |
Yo leí hoy domingo la noticia, supuestamente a las 8 horas del seísmo, sin que ayer hasta las seis de la tarde, en que ya empecé a prepararme para dar un paseo, me hubiera llegado noticia alguna de tan grave suceso. De modo que hoy, bien tempranito, la bomba mediática me sacudió como a todo el mundo. Como se ve en las dos fotos anteriores, me hice a la idea de que había sucedido a las 11 de la noche de ayer sábado. Y me hubiera quedado con esa idea si no fuera porque me sentí más conmovido por la ausencia de informaciones sobre la tragedia nacional que por el seísmo, y movido por esa emoción, compré El País en papel.
La desubicación temporal del suceso es una flagrante manipulación por parte de la Prensa. Sin duda, estamos ante una noticia preparada para que apartemos la vista de España; si no fuera así ¿por qué esa calculada ambigüedad al informar de algo tan esencial como la hora del terremoto? Hay contradicciones que son clamorosos indicios de delitos graves... ¡y ésta es una!
En ese diario que hurga en las mentes de los lectores, se informaba de un número concreto de muertos contabilizados: 2012, lo cual resultaba inaudito en el caos -nocturno- que sobreviene a un cataclismo. Y ya se empieza a entender la mala hierba que mezcla este brebaje informativo, porque, lógicamente, habiendo pasado día y medio, lo del número exacto de muertos (que es condimento para aportar al país receptor del bulo la seriedad de que adolece), ya es otra cosa. Dicen que sucedió en el Atlas, en una pequeña localidad que está 800 km al sur de nuestras fronteras, camino del desierto; y que muchos muertos están desperdigados en aldeas montañosas...
Puestos a inventar una noticia que evite hablar de la gravedad de nuestra situación, ubicarla en Marruecos no está mal, porque la proximidad la hace más creíble. Al mismo tiempo, la ubicación concreta, en lugares remotos e inaccesibles del país, hace que sea más difícil ir allí en persona a comprobar que es verdad lo que se dice, máxime cuando la buena relación actual con ese país significa colaboración total de sus fuerzas del orden con las nuestras, y con las consignas que les dé su gobierno para 'ejecutar esta euro-orden'.
En cuanto a inventarse una noticia así, bien puede ser una ficción total o parcial. Puede haber alguna apoyatura real o no; puede haber habido algún seísmo, pequeño o grande, o no; con muertos, sin ellos o con unos pocos. Y en cualquiera de esas hipótesis, los medios cuentan luego lo que les parece.
Ya desde hace tiempo se nota mucho que la prensa española actúa coordinadamente. Se van pasando según convenga la pesada bola que empujan cuesta arriba... Si la opinión pública posa la mirada en uno, se le pasa el mando a otro, y así sucesivamente. Pasó con La Gaceta, que tumbó a Rajoy y luego se esfumó, dándole el relevo al ABC. En este caso, un supuesto fraude periodístico, controlado desde un ordenador jefe, distribuye las piezas de información parcamente, discretamente, según le parece, y atendiendo a la respuesta de los teclados del respetable (como éste que estoy pulsando yo ahora mismo). También suenan campanas en el hecho de que la portada del diario en papel La Razón no publique la noticia del seísmo, y la dedique por entero a Núñez, aunque tan blando como la manteca (y en este caso, muy rancia).
Los medios nos tienen acostumbrados a sus mentiras; y a que, a pesar de ellas, la gente les siga haciendo caso; así que, puestos a escurrir el bulto de los graves acontecimientos que están ocurriendo en nuestra patria, nada mejor que una catástrofe en el país vecino.
Se da la circunstancia de que los actores del evento tienen fama de cultura poco leal, poco fiable, poco respetuosa con la verdad; y esto también es una suerte para quienes han pensado en ellos para esta película dominguera que nos quiere hacer olvidar -otro trágico día más- que España está siendo brutalmente atacada, invadida y maniatada.
La paupérrima cobertura de la noticia, me invita a la prudencia en el juicio; pero yo me inclino a creer que todo, o la mayor parte de lo que se nos está contando, no es verdad. Tengo más indicios para juzgar así que para creérmelo. Por lo arriesgado de mi postura, debo decir que la libertad de tener claro que sólo a Dios tengo que rendir cuentas, me proporciona el colchón necesario para este audaz salto de mi juicio sobre la realidad que nos cuentan hoy los medios.
En cualquier caso, lo que está pasando en España es mucho, muchísimo, infinitamente más grave que lo del país vecino. Porque con el reinado de la muerte en España son millones las vidas en juego; pero además, aquí no sólo está en peligro la subsistencia física, sino la salvación de las almas. Porque el fondo del ataque que estamos recibiendo es la negación de Dios. Y, con ésta, la posibilidad de la condena eterna.
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