FELICES FIESTAS, SÍ; PERO ¿CUÁLES?

 

Una luz encendida en medio de la oscuridad es Navidad; una apagada... nada.

Tratados como idiotas y amenazados
El peor de los totalitarismos nos oprime, uno disfrazado de justicia y libertad. Los Reyes, por tercera vez, se convierten en tapadera de la matanza llevada a cabo en Valencia; los que la perpetraron se las dan de dana-compasivos; y los que clamamos '¡Violencia!' somos severamente castigados, amenazados y hostigados sin tregua... La hipocresía de los servidores del bien común es abominable. Es incesante la destrucción de la economía; la devastación de la clase media; el desmantelamiento institucional; el ensañamiento con las familias, los niños, los débiles, los no-nacidos; la burla 'informativa' -pastiche infame de paja, mentiras y textos abstrusos-; el fomento de la indolencia y la ignorancia; la calculada desmoralización de la sociedad; la perversión en todos los órdenes. Si Dios en persona -voy a disparatar- tratara de convencerme de que hay 'una buena razón' para todo esto, dejaría de ser católico.
Pero, afortunadamente, Dios se hizo hombre en un pesebre para tranquilizar a los sencillos de corazón; y los ángeles anunciaron al mundo la buena nueva de que es posible la Paz para los hombres de buena voluntad.
No se necesita nada más que amar a Dios y querer cumplir su voluntad; lo demás es relativo. Y respecto a qué es Dios, y cuál es su voluntad, no lo sabríamos si Él mismo no nos lo hubiera dicho: "Yo soy el que soy"; y cuando Jesucristo vino al mundo dijo: "Tú (Dios) no quieres sacrificios... en cambio, me has dado un cuerpo; por eso yo digo 'Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad', y por esa voluntad hemos sido todos salvados"; además, él, Jesucristo, en tiempos de su vida terrena, aprendió sufriendo a obedecer; y, preguntado sobre quién es Dios, contestó: No pierdan la paz. Yo y el Padre somos uno (mi Padre es Dios y yo soy Dios; el que cree en Dios crea también en mí); y todas las respuestas a vuestras dudas las encontraréis en mí persona. 
Si Jesucristo no estuviera vivo vana sería nuestra fe, porque no podría respondernos a nada en las difíciles encrucijadas de la vida. Pero puesto que vive, es fiable su aclaración: Yo soy el camino, y la verdad y la vida.
Hace falta ponerse en camino, y posponer el propio yo, para descubrir la verdad. En ese movimiento al que todos estamos llamados y para el que todos, sin excepción, estamos capacitados, está la verdad; un movimiento del corazón, 'esa víscera injustamente relegada' por el cerebro'.
Para redactar esta introducción he examinado, entre otras cosas, un debate excepcional sobre "Ética y Religión" (oro puro, en el sentir mayoritario de las más de 280 opiniones que lo acompañan). Lo saco aquí como ejemplo de lo que es ese 'camino' que da cuenta de la verdad, y de nuestra verdad. El protagonista indiscutible es el ya fallecido D. Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía de la Universidad de Oviedo, a quien tuve el gusto de tener por profesor en varios cursos de la carrera.
Empieza el debate con una intervención suya respondiendo a la petición del moderador de una definición de la ética; y dice que 'se trata de un conjunto de normas destinadas a preservar la subsistencia del cuerpo material de los individuos no animales' (aclara que él es materialista); y en base a esto, llegará a justificar en el curso del debate la guerra de Irak, por ejemplo. Es muy interesante lo que sucede en este programa de Negro sobre Blanco del año 2003. 
Apenas llevaba un año en Oviedo la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, iniciada por Don Gustavo, cuando asistí por primera vez a sus lecciones. De él se ha destacado mucho su carácter polémico, desde que por coherencia intelectual denigró a Zapatero; pero ese adjetivo no hace justicia a la verdad de su persona. Cuando daba clase, era un auténtico lujo escucharle, tal era su pasión por la verdad y su mucho conocimiento; además, la gran vitalidad y fruición con que vivía su trabajo (casi como de un niño) añadían mucho atractivo a su figura. Ya lo dicho es suficiente para considerarlo un ejemplo a seguir en el panorama desolador de hoy; pero hay más. 
El debate que les invito a ver tiene lugar en un momento bisagra de la biografía de Don Gustavo, cuando tiene ochenta años y está a punto de empezar a experimentar la desafección del gobierno socialista, que le había apadrinado durante décadas; y cuando su esposa, sostén en la sombra de sus grandes realizaciones (y cuatro años mayor que él), empezaba a necesitar de sus cuidados. Vivíamos en la misma zona y recuerdo verle empujando la silla de ruedas que ocupaba Doña Carmen, la famosa catedrática de la Normal; una vez le pregunté cómo se encontraba y me dijo que 'como siempre', con lo cual estaba diciendo que su esposa y su familia siempre habían sido lo primero para él, y que el resto de su actividad se integraba en esa escala de valores. Don Gustavo moriría en 2016, dos días después que su esposa. 
Puede resultar chocante que alguien como él hubiera dedicado su vida a construir una teoría filosófica marxista. En mi primer año de instituto en Oviedo vinieron unos universitarios a hablarnos de la rama estudiantil de la Acción Católica, por aquel entonces impregnada de marxismo, y yo les pregunté si era posible ser católico y comunista, pues tenía la idea de que eran incompatibles. Hoy, sobre este asunto, tengo para mí que no nos jugamos la salvación tanto en las ideas como en las obras. Gustavo Bueno, a lo largo de su camino, nos dejó perlas como declararse ateo católico, o como confesar que cuando tenía alguna duda conceptual acudía a la Summa de Santo Tomás. Sea como sea, basta ver hasta qué punto reverenciaba la verdad, por encima de su fama y de su bienestar, para entender que se puede creer uno ateo y obtener la salvación de su alma. Y al revés.
Mi religión es Jesucristo: Camino, verdad y vida. Caminando por la verdad con todo mi ser, en todo tiempo y lugar, creo poder alcanzar la meta: una vida lograda y feliz... para siempre. Cuento con que mi compañero de viaje me indicará en los cruces por dónde tengo que tirar; y no hay en esto ni locura, ni mérito, pues si fuera así, nadie recomendaría este método, y, sin embargo, son muchos, y muy simpáticos, listos y veraces, los que lo han hecho. Además, una vez que lo pruebas, tú mismo te das cuenta de que tu corazón no te ha engañado, de que en la apuesta por creer en un Dios que nació en un pesebre te han tocado la lotería de Navidad y la del Niño juntas. Luego pueden gritarte, llamarte ignorante y cosas peores, o calumniarte, que no conseguirán quitarte la certeza de estar en el camino bueno. Y nada más, tan sólo desearles Feliz Navidad. 
Ah, bueno, una cosa más... que si a la Navidad le quitas el Portal de Belén es como si a una campana le quitas el badajo... Al decir Felices Fiestas no dices nada, porque si no hay nada que celebrar no hay ni fiesta ni felicidad posible; es como si a un bocadillo de jamón le quitas el jamón; por mucho que repitas jamón jamón... Tú quita de en medio al que, pudiéndolo todo, lo perdió todo por ti que eres un poco de polvo, y ¿qué te queda?... Tiene cuatro letras, dos 'aes', empieza por 'N', y lleva en medio una ... A poco que pienses encontrarás la clave. 





Para explicarme mejor, adjunto un viejo texto del blog de Fiate. 
"ADOREMUS... QUOD?"


Adoración del Niño; Belén en el... XVI


Estimado Presidente:
Hoy, día de Reyes del 2016, la Fundación para la Integración de Alumnos con Trabas Especiales, nacida para Castilla-La Mancha en la ciudad de Toledo, que en aquel momento gobernaba usted, desea felicitarle de un modo especial esta fiesta tan arraigada en nuestra tradición milenaria:
Conscientes de la dificultad que conlleva en estos tiempos ser un presidente para todos, nuestra Fundación, que abiertamente acoge la herencia cultural y espiritual cristiana, quiere prestar un servicio a la ciudadanía explicitando el significado que para ella tienen los acontecimientos festivos que en estas fechas estamos celebrando. De esta manera compartimos nuestra alegría y con ella los motivos últimos del servicio que prestamos a la sociedad castellano-manchega. Aprovechamos para ponernos a su disposición y desearle pleno acierto en sus decisiones para el bien común.

“El temor del Señor es el principio de la Sabiduría”
“Un retoño brota del tronco de Jessé,
un germen, de sus raíces.
Sobre él se posa el Espíritu del Señor.
Espíritu de sabiduría e inteligencia,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
Espíritu de Temor del Señor.”

¿Qué celebramos en la Navidad?
Dios, inmensamente feliz desde siempre, sin ninguna necesidad, creó al hombre a su imagen y semejanza, lo creó por desbordamiento de su amor, hombre y mujer lo creo (…) Y vio Dios que era bueno.
Ahora bien, ¿quién se puede imaginar al ser humano sin el atributo de la libertad?
Como Dios quería amar y sentirse amado, no creó autómatas sino personas. Y por el mal uso de su libertad, el hombre perdió la amistad con el creador. Pero éste, incapaz de olvidar a su criatura, no la abandonó en el destierro poblado de aullidos en que quedó.
Lo que hizo entonces fue elegir a un hombre entre toda la gente torcida: Abrahán. Le pidió confianza ciega para hacer de él un pueblo escogido; y lo cribó hasta pedirle incluso a su hijo Isaac (figura de Cristo).
A ese pueblo así formado lo fue guiando hasta hacerlo grande y fuerte. Le dio la Ley y los Profetas. Le concedió Jueces y Reyes.
Hubo un rey ungido por Dios llamado Saúl. Gobernaba al pueblo escogido, pero se olvidó de que todo le venía de Dios, transgredió el pacto, y fue depuesto de su cargo.
Le sucedió David, un humilde pastor, el menor de los hijos de Jessé. Ungido también por Dios, lleno de Su fuerza, con ésta y con una piedra en la frente de Goliat, selló su fama. Rebosante de amor bailó delante del Arca como un niño, sin importarle la burla de la Princesa, porque miraba sólo a Dios. Y así consolidó su fama e hizo grande su reino.
Un día que le venció la pereza se fijó en una mujer e hizo matar a su marido, gran general de su ejército, para quedarse con ella. Un profeta se lo echó en cara y se arrepintió sinceramente (Salmo 50, “El Miserere”). A este David le prometió Dios que un sucesor suyo se sentaría en su trono para siempre. Y así fue, Jesús ocupa ese trono. Y en la Navidad se celebra la inmensa alegría del nacimiento del Hijo de David, que reinará con cetro de hierro por siempre jamás.

[Y para demostrar que Él no había sido injusto (creando al hombre del modo en que lo hizo), mandó Dios a su Hijo que se encarnara y después no le eximió de la muerte, sino que lo entregó en manos de los pecadores para que lo mataran. (…)
Por eso "a todo el que crea en el nombre de Jesús, le dará poder para ser hijo de Dios."]

Para recibir ese don tan inmenso de la divinidad se necesita una transformación interior profunda, que suele acontecer a lo largo de un proceso de purificación personal. Uno nace del vientre de su madre; después tiene que volver a nacer del "vientre" de la Madre Iglesia; y por último, debe aceptar entrar como un niño en el seno de Dios mismo para nacer por fin a esa vida divina. De aquí deducimos que tres puntales sostienen la prosperidad de un pueblo, del pueblo: familia, Iglesia y testigos creíbles de la Verdad.
El afán último de todo hombre es un mundo libre y hermanado. El lema "Liberte, Egalite, Fraternite" sigue vigente para todos, ¡y cuánto más para los políticos honestos! Pero la historia ha ido minando nuestra esperanza y hoy no sabemos hacia dónde mirar para orientarnos. Terribles amenazas de modos de vida extraños nos acechan por todas partes. Y ante esos peligros quedamos paralizados por el miedo o recurrimos a la violencia.
Pero a un mundo parecido a éste, igualmente violento, vino Dios para rehacer la esperanza de los hombres. Los judíos de su tiempo esperaban un Mesías, un salvador, a lo humano. Tendría un poder incontestable y los libraría de la opresión romana. Su mente estaba cerrada y se negaron a ver la realidad (los mudos hablan, los cojos andan... y a los cautivos se les anuncia la libertad). Hoy sucede lo mismo. Jesús, que está vivo y habla y actúa por medio de muchos cristianos, sigue dando signos de que otra forma de ver el mundo y la historia es posible. Que el poder del César es siempre efímero, mientras que Dios permanece y da la vida eterna y dichosa a quien se la pide, y ya aquí en la Tierra.

Los profetas hablaron de parte de Dios, avisando, anunciando, denunciando. Tenía que venir un gran profeta precediendo al Mesías que predicara el arrepentimiento de los pecados. Y vino. Se llamaba Juan y hasta el torcido Herodes lo respetaba por parecerle honesto. Pero no así su amante, que era la mujer de su hermano y por ello era reprobada por el profeta. Y en cuanto pudo, aprovechando la debilidad del rey, hizo matar al Bautista. Cuando se enteró Jesús se retiró a Galilea, que era una región donde nadie creía, cumpliendo así la profecía de Isaías:

"¡Galilea de los gentiles!
El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les brilló.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.""
(Mt 4, 15-17) 

Un destacado político francés del siglo XX, André Malraux, hizo también una profecía, citada por San Juan Pablo II en Cruzando el Umbral de la Esperanza:
"El siglo que viene será el siglo de la religión o no será en absoluto". 
De nosotros depende, Señor Presidente. 
Un cordial saludo. 


 






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